Hijo de un empresario y político, Horacio Echevarrieta tenía 33 años cuando heredó minas de hierro, dos hectáreas en el Ensanche de Bilbao y acciones en empresas extractivas. Un legado que pronto amplió hasta convertirlo en imperio. Y lo hizo en tiempos convulsos, con el mundo sufriendo una guerra mundial y una pandemia.

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Horacio Echevarrieta, por sus obras lo conoceréis
Negociador en el Rif
Su amistad con Abd el-Krim (por negocios previos a la guerra) posibilitó la liberación de los prisioneros españoles en manos del caudillo del Rif.

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Horacio Echevarrieta, por sus obras lo conoceréis
Juan S. Elcano
El buque escuela se construyó en sus astilleros, al igual que su gemelo de la Armada chilena. El nombre fue sugerencia suya.

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Horacio Echevarrieta, por sus obras lo conoceréis
Gran Vía de Madrid
Desbloqueó su urbanización tras 12 años de parálisis. Se demolieron 327 inmuebles y se ocuparon 41 solares. Allí levantó la Casa de la Prensa, un pionero edificio en ladrillo visto al estilo americano.

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Horacio Echevarrieta, por sus obras lo conoceréis
Huella en el Niágara
Este aerocar, el más antiguo en activo, nació en Bilbao. Echevarrieta creó allí la sociedad que acometió el proyecto, hito de la ingeniería nacional en Norteamérica.

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Horacio Echevarrieta, por sus obras lo conoceréis
Submarino E-1
Construyó el más avanzado de la época. Primo de Rivera los encargó, pero la República no pagó. Eso truncó sus planes de crear un holding al estilo de Siemens.

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Horacio Echevarrieta, por sus obras lo conoceréis
Altos vuelos
El Rohrbach Roland con el que Iberia realizó sus primeros vuelos, 1917

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Horacio Echevarrieta, por sus obras lo conoceréis
Edificio emblemático en Getxo
Encargo al arquitecto Ricardo Bastida esta maravilla arquitectónica, las Galerías Punta Begoña, en Getxo.